El colombiano Luis Manuel Alí Herrera, de 58 años, es el número dos de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores y su miembro más veterano, ya que el Papa Francisco lo incluyó en su equipo nada más instituirla hace once años, en 2014. Además de obispo y sacerdote, es teólogo y psicólogo. La principal tarea de este departamento es diseñar protocolos de atención a víctimas y verificar si funcionan las políticas de prevención y detección de abusos en instituciones de la Iglesia. Uno de sus principales instrumentos es el Informe anual sobre las políticas y procedimientos de protección de la Iglesia, del que este jueves publican su segunda edición.

Descarga aquí la segunda edición del Informe anual sobre las políticas y procedimientos de protección de la Iglesia

—¿Qué balance puede hacer del segundo informe?
—Representa un hito importante en nuestra misión. Se basa en el informe piloto, ampliando su metodología, aumentando la transparencia y profundizando el compromiso con las víctimas / supervivientes. Incluye grupos focales de víctimas / supervivientes con unos 40 participantes de todas las regiones; un estudio exhaustivo sobre las reparaciones, que ha dado lugar a un vademécum operativo para orientar a las Iglesias locales; fuentes de datos ampliadas, que incluyen un conjunto de datos del Comité de los Derechos del Niño de la ONU, informes ad limina y cuestionarios de protección; un análisis detallado de las prácticas de protección en las órdenes religiosas y los movimientos laicos; y la participación en la Curia romana, concretamente con el Dicasterio para la Evangelización, con recomendaciones concretas para la reforma institucional. El informe no es solo una publicación, sino una herramienta para el cambio sistémico, basada en los principios de la conversión y justicia: verdad, justicia, reparaciones y reforma institucional.

—¿Cómo recibió el informe el Papa?
—Junto con nuestro nuevo presidente, Thibault Verny, se lo presentamos el 12 de septiembre y estuvimos casi una hora con él para explicar su contenido. La reunión puso de manifiesto su apoyo al mandato de la comisión y a su metodología en evolución. Esta relación es esencial para avanzar en la reforma de la protección en toda la Iglesia.

—¿Qué consecuencias tuvo el primer informe, publicado hace un año?
—Estableció un precedente para la presentación de informes anuales sobre protección en el Vaticano. Condujo a un mayor compromiso de las entidades eclesiásticas, que nos han respondido y solicitado aparecer en futuros informes. Por ejemplo, la Conferencia Episcopal Belga nos invitó a reunirnos para discutir las recomendaciones que les sugerimos en el primer informe. Allí pudimos encontrarnos con víctimas y charlar con el nuncio. También catalizó el desarrollo del Marco de Directrices Universales y la Iniciativa Memorare y puso las bases para una colaboración más profunda con dicasterios y organizaciones internacionales. El segundo informe se basa en esto y muestra una clara trayectoria de aprendizaje y crecimiento institucional.

—En el primero, ustedes propusieron al Dicasterio para la Doctrina de la Fe que nombrara un «procurador o defensor del pueblo» para que mantuviera informadas a las víctimas y agilizara trámites para sancionar a los culpables. ¿Es una figura plausible?
—Esta propuesta es plausible y es algo que la comisión sigue discutiendo tanto en los Dicasterios de la Curia romana como en las Iglesias locales. El acceso a la información y la representación adecuada de las víctimas / supervivientes sobre sus casos es de fundamental importancia como práctica de reparación integral. También es esencial que haya un «procurador» a nivel local para acompañar a la víctima / superviviente directamente y en el proceso, en colaboración con el «defensor del pueblo» en Roma. La clave es proporcionar un acompañamiento culturalmente sensible y altamente personalizado a cada víctima / superviviente individual.

Aunque la comisión no utiliza el término «defensor del pueblo», ha implementado mecanismos que cumplen funciones similares: su énfasis en la transparencia y la rendición de cuentas a través de su informe anual sirve como control sistémico de las prácticas de salvaguardia. Una vez más, el estudio de este año sobre reparaciones reveló que son elementos críticos de cualquier enfoque integral de las reparaciones. Estos mecanismos reflejan un enfoque de la rendición de cuentas institucional basado en el trauma y centrado en los supervivientes.

—El año pasado adelantaron que en el segundo informe incluirían análisis sobre instituciones de laicos. ¿Es así? ¿Qué otras sorpresas pueden esperarse?
—Sí. Incluye una evaluación detallada del Movimiento de los Focolares, en la que se examinan sus prácticas de protección, sus retos y sus recomendaciones. La comisión también está en diálogo con otras asociaciones de fieles de carácter pontificio para su futura inclusión en el informe del próximo año. Las asociaciones laicas son reconocidas por su potencial para liderar el cambio cultural, pero también se enfrentan a retos únicos en materia de rendición de cuentas debido a su naturaleza transnacional.

—¿Cómo es el proceso que siguen para estudiar cada país o institución?
—Primero se envían cuestionarios específicos a las entidades eclesiásticas analizadas. Las respuestas se incorporan a los informes de las visitas ad limina y a las actas de las reuniones con los líderes eclesiásticos. Los resultados se enriquecen con consultas a nuestros grupos regionales, que son nuestros «ojos y oídos» sobre el terreno en las Iglesias locales, y con nuestros grupos focales de víctimas/supervivientes. Después, cotejamos esta información con los datos del Comité de los Derechos del Niño de la ONU, informes de la sociedad civil y fuentes académicas. Otro factor importante es la aportación de las nunciaturas apostólicas, que dan información local. Este enfoque garantiza tanto las perspectivas internas de la Iglesia como la verificación externa, lo que mejora la credibilidad y la relevancia de las conclusiones.

—¿Cuántas personas han trabajado en el informe?
—Toda la Comisión, nuestros miembros y personal, está presente en cuatro regiones: África, Asia-Oceanía, América y Europa, y está formada por un equipo de más de 30 profesionales con gran experiencia. A ellos se suman aproximadamente 40 víctimas/supervivientes que participaron en los grupos focales. Además, socios externos contribuyeron a la recopilación de datos, el análisis y la redacción. La naturaleza colaborativa del informe refleja el compromiso de la comisión con la inclusividad y la transparencia.

—Cuando presentaron el primer informe, comentaron que muchas instituciones han solicitado ser «auditadas» por ustedes en futuros informes. ¿Sigue habiendo fila?
—Sí. La comisión sigue recibiendo solicitudes de entidades eclesiásticas para ser incluidas en futuros informes. Esto refleja la creciente confianza en el proceso de la comisión y el reconocimiento del valor de la revisión externa para reforzar los esfuerzos de protección.

—¿Cómo es la colaboración de los obispos españoles con la Comisión Pontificia para la Tutela de Menores?
—La relación con la Conferencia Episcopal Española es positiva en lo que se refiere al intercambio de información y al generoso apoyo de la Iglesia española a nuestro fondo de solidaridad para las Iglesias que tienen dificultades para encontrar recursos para la protección.

—¿Existen ya datos suficientes para valorar si el fenómeno de los abusos en la Iglesia aumenta o desciende?
—La falta de datos sigue siendo un reto. La comisión está trabajando para subsanar estas carencias ampliando sus fuentes de datos con la colaboración con la ONU y la sociedad civil. También estamos fomentando una mayor participación en los cuestionarios de protección y la publicación de datos verificados de órdenes religiosas. Aunque se están observando tendencias, se necesitan datos más coherentes y completos para llegar a conclusiones definitivas. Sin embargo, recuerdo que este informe no presenta estadísticas sobre los casos de abusos denunciados.

—¿Ha cambiado su trabajo con la llegada del nuevo Papa?
—Lo que más ha cambiado es que tenemos un nuevo presidente, el obispo Thibault Verny que fue el primer nombramiento de León XIV, el 15 de julio. El compromiso del Papa León XIV con la comisión ha sido constante y alentador. Nos ha concedido ya cuatro audiencias. Es una señal de su compromiso, al igual que refleja un cambio hacia un enfoque más unificado de la protección la integración de la comisión en la Curia romana y su colaboración con los dicasterios.

  • Repara atendió en 2024 a 95 víctimas directas de abuso
  • En instancias judiciales canónicas hay en la actualidad 10 causas abiertas, alguna con múltiples víctimas
  • Desde el proyecto se alerta de que el abuso sexual intrafamiliar sigue siendo un problema invisibilizado y se requiere una respuesta más proactiva de las administraciones para abordarlo

El informe anual de Repara refleja que en 2024 se atendió a 95 víctimas directas de abuso. Los datos muestran una tendencia a la reducción de casos recientes de abuso sexual a menores en el entorno eclesial. Sin embargo, sí se destaca el aumento de casos de abuso espiritual entre adultos. Cabe señalar que, antes de un abuso sexual, suele existir un abuso de poder, de conciencia o espiritual, que actúa como facilitador.

Preocupa el abuso sexual intrafamiliar, un problema que, según el informe, no está recibiendo suficiente atención por parte de las administraciones públicas.

La mayoría de estos casos atendidos están relacionados con abusos ocurridos hace décadas, lo que pone de manifiesto la necesidad de apoyo continuado y espacios de reparación, ya que se evidencia que, aunque los delitos prescriban, el impacto del abuso sigue presente en las víctimas.

En cuanto a cifras, el abuso sexual sigue siendo más frecuente en el ámbito intrafamiliar (35 casos) y diocesano (23 casos) —directos de la diócesis de Madrid son 14 de ellos—. También se registraron 8 casos en la vida religiosa y 4 en movimientos y realidades eclesiales.

El informe subraya un incremento en las denuncias por abuso de autoridad y conciencia, con 13 casos en movimientos eclesiales, 5 en la vida religiosa y 4 en víctimas de segundo orden.

Otro dato relevante es el aumento de consultas telefónicas de naturaleza jurídica y la disminución del tiempo entre la verbalización del abuso y la denuncia, lo que indica una mayor conciencia de las víctimas y una creciente confianza en la respuesta eclesial.

Pero, más allá de las cifras, significamos, como cada año en el que se presenta esta Memoria, que Repara no es un órgano de investigación ni de instrucción, sino de atención a las víctimas y, cuando voluntariamente lo piden, a los victimarios.

Los datos se corresponden con el compromiso de transparencia y reflejan la perspectiva de los requerimientos que se reciben en este órgano sobre todo desde la demanda de asesoramiento y asistencia de las víctimas.

Claves del Informe

  1. Disminución de víctimas menores en el entorno eclesial actual. Solo se ha atendido a una víctima menor no perteneciente a la diócesis de Madrid. Se percibe un aumento de sensibilidad y una mayor implantación de políticas de prevención en la Iglesia. Sin embargo, la mayoría de los casos atendidos corresponden a abusos ocurridos hace décadas, cuyas secuelas siguen presentes.
  2. El abuso sexual intrafamiliar sigue siendo un problema invisibilizado. Se requiere una respuesta más proactiva de las administraciones para abordar, prevenir y tratar esta realidad, especialmente en menores.
  3. El abuso de poder, conciencia y espiritual como facilitador del abuso sexual. Aunque no todo abuso de autoridad deriva en abuso sexual, muchas víctimas han experimentado primero una manipulación de su conciencia y confianza.
  4. Preocupación por el aumento de abusos de poder y conciencia en entornos eclesiales. En algunos casos, las estructuras eclesiales han generado dinámicas de control y dependencia que afectan la madurez personal y espiritual de los fieles.
  5. Importancia de atender los abusos sexuales entre adultos. Estos casos suelen producirse en contextos de asimetría de poder, donde la víctima deposita su confianza en una figura con responsabilidades pastorales.
  6. Incremento de consultas jurídicas y reducción del tiempo de denuncia. Se observa un mayor empoderamiento de las víctimas y una creciente confianza en los procedimientos eclesiásticos.
  7. Identificación de patrones repetitivos en infractores y en algunas realidades eclesiales. Se comienzan a detectar ciertos mapas de abuso que han de tenerse en cuenta a la hora de prevenir estas dinámicas.

#NoQueremosPasarPágina: Acto de Reconocimiento y Reparación

En el pasado año 2024, cabe destacar el acto de Reconocimiento y Reparación a las víctimas de abusos en la Iglesia se celebró en la catedral de la Almudena, con la presencia del cardenal José Cobo. El lema#NoQueremosPasarPágina representó el rechazo al silencio y al olvido como respuesta al sufrimiento de las víctimas. Para sanar, es necesario el reconocimiento, la memoria, las garantías de no repetición y la reparación.

Formación y sensibilización

Durante 2024, Repara ha llevado a cabo diversas actividades para concienciar sobre la problemática del abuso:

  • Cuatro jornadas formativas en parroquias de Madrid sobre la génesis y las consecuencias del abuso, así como su prevención.
  • Sensibilización con sacerdotes de la diócesis en favor de una iglesia que fomente siempre la cultura del cuidado mutuo y del respeto.
  • Participación en formaciones con distintas comunidades religiosas, conferencias ante auditorios de diversas diócesis y ponencia en el congreso internacional La salvaguardia en la Iglesia católica en Europa, organizado en Roma por la Pontificia Comisión de Tutela de Menores.
  • Colaboración con la cátedra Pro+Tejer de la Universidad Complutense, centrada en la investigación y docencia sobre abuso de conciencia y abuso espiritual.

Vídeo sobre abuso espiritual

En el área terapéutica de Repara, se ha creado un espacio para personas que han sufrido abuso espiritual, de conciencia y de poder en la Iglesia. Como resultado de estos encuentros, se ha elaborado un vídeo donde las víctimas expresan su testimonio, resignifican su experiencia y alzan la voz para construir una Iglesia más justa y segura.

«Si no hay denuncias, no es porque no haya habido abusos, es porque el tratamiento que vamos a recibir resulta más doloroso que el propio abuso». Testimonios como este, el de un sacerdote del que abusaron en el seminario, han iniciado el acto de reconocimiento y reparación a las víctimas de abusos en la Iglesia de Madrid. Este lunes, 21 de octubre, cientos de personas se han congregado en las puertas de la catedral de la Almudena para, sin categorías ni roles, unirse en oración en un emotivo evento marcado por el silencio y el dolor.

El acto ha comenzado con un primer momento, el de la escucha. Un silencio profundo, roto solo por la proclamación del salmo 13: «¿Hasta cuándo, Señor, seguirás olvidándome?». Un cuarteto de cuerda ha acompañado suavemente los testimonios de las víctimas, cuyos relatos han resonado en los corazones de los asistentes: «Si no dan importancia ni credibilidad a nuestro relato, ¿cómo vamos a dar el paso difícil de salir del anonimato, estando llenos de temores, miedos y vergüenzas?». Sus palabras, cargadas de verdad y desesperanza, reflejan la dificultad de muchas víctimas para denunciar, no por falta de valor, sino por el miedo a ser revictimizadas.

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A lo largo del acto, estos testimonios han evidenciado la magnitud del daño causado, también por el encubrimiento. Una de las frases más conmovedoras ha venido de una mujer que habló de la confusión y la traición que sintió: «Hasta que ocurrió, era una persona de absoluta confianza para mí… Mi cabeza me decía que aquello no estaba pasando». Testimonios, pausados por momentos de silencio, han calado hondo en una audiencia que ha respetado el dolor compartido. Los asistentes, unidos como pueblo de Dios y comunidad orante, sin roles ni categorías de víctimas o victimarios, acompañaban a las personas víctimas.

En un segundo momento, se ha invitado a los asistentes al interior de la catedral, donde ha tenido lugar el acto penitencial. En el presbiterio, ante el altar de la catedral, un olivo como símbolo de paz y reconciliación, acompañado por una placa con la inscripción: «En memoria de todas las personas víctimas de abusos en nuestra Iglesia. “Lo que a uno de estos le hicisteis, a mí me lo hicisteis” (Mt 25, 40)». Un gesto que representa no solo el compromiso de la Iglesia de Madrid con las víctimas, sino también la necesidad de recordar y reparar.

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El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, visiblemente conmovido, ha expresado cómo las lágrimas y las heridas «nos han abierto los ojos para reconocer que no hemos cuidado a las víctimas, que no os hemos defendido y que nos hemos resistido a entenderos cuando más lo necesitabais». No hay «palabras vacías», ha insistido; «solo el reconocimiento de un dolor que ha marcado vidas enteras. No queremos, no podemos, no debemos pasar página», ha declarado el arzobispo en un discurso que ha buscado mostrar un cambio en la actitud de la Iglesia hacia las víctimas.

Concluidas estas palabras y después de rezar el padrenuestro, una persona ha depositado incienso ante la cruz. También los seminaristas de la diócesis han querido ser parte del acto y han cantado el salmo 130: «Desde lo más profundo te llamo a ti, Señor: ¡Señor, escucha mi voz! ¡Que tus oídos atiendan la voz de mis súplicas!».

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Este acto, aunque no borrará el sufrimiento vivido por las víctimas, representa un paso hacia adelante en el reconocimiento y la reparación del daño causado. «La Iglesia de Madrid, consciente de su responsabilidad, ha dejado claro que no pasará página», han expresado desde el Proyecto Repara de la archidiócesis. «Las heridas aún abiertas de las víctimas requieren memoria, justicia y una transformación profunda en la forma en que la institución afronta los abusos, no solo de carácter sexual, sino también de poder y conciencia». «Nunca será suficiente lo que hagamos para reparar lo que ha sucedido. Solo nos queda la fe y vuestras heridas. No serán en vano».

Esta promesa, la de no repetir los errores del pasado, ha sido sellada simbólicamente con la plantación de un olivo, que servirá como un recordatorio permanente de que la Iglesia de Madrid no olvida el dolor de sus víctimas. Desde la archidiócesis, han recordado que «la vida de Dios, cuando la acogemos al pie de la cruz, siempre hace brotar la esperanza, entre oscuridades y tinieblas» y fruto de este encuentro «queremos que se abra la vida. Por eso plantaremos a las puertas de la catedral un nuevo olivo, signo de la paz y fuente del bálsamo que sana. Nos recordará nuestra oración y nuestro reconocimiento a cada superviviente, a cada víctima».

Este olivo, han recalcado, «es una oración por cada corazón herido, por cada gesto silenciado, y un compromiso de paz y reconocimiento para nunca más pasar página y sembrar vida».

Será este próximo lunes, 21 de octubre, a las 19:00 horas, cuando la Iglesia de Madrid acogerá, en el pórtico de la catedral de la Almudena, el acto público de reconocimiento y reparación a las víctimas de abusos de la Iglesia. El anuncio lo hizo el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, durante la clausura del I Congreso Internacional Jordán, organizado por la Compañía de Jesús en el mes de junio, cuyo tema central fue los abusos de poder en la Iglesia.

El cardenal recordó unas palabras clave para este evento: «La Iglesia de Madrid acogerá, a principios del próximo curso, un acto sencillo de reconocimiento a las víctimas de abusos», subrayando que el objetivo del acto es proporcionar un espacio de encuentro, reparación y testimonio para las víctimas.

«Este no será el final de nada, sino un espacio en el que, reconociendo nuestros errores, expresaremos nuestro deseo de seguir acompañando a las víctimas, poniéndolas en el centro de todo», declaró Cobo.

El acto incluirá momentos de oración y reflexión, con el deseo de avanzar hacia una cultura del encuentro y del buen trato, dentro y fuera de la Iglesia. Esta celebración forma parte del compromiso de la Archidiócesis de Madrid con la atención integral a las víctimas y la prevención de abusos.

La Iglesia de Madrid reconoce el «deber especial» de acoger «el clamor de las víctimas que están en una Iglesia que un día no supo protegerlas, pero que tiene la gravísima responsabilidad de contribuir a su sanación. Ellas forman parte de nuestro rebaño, incluso aun cuando no quieran saber nada de él».

A través del proyecto Repara, para la atención a las víctimas y la prevención de abusos de nuestra Archidiócesis de Madrid, se organiza un curso de iniciación sobre cómo afrontar y acompañar en situaciones de abusos.

En concreto se trata de facilitar herramientas y habilidades para acercarnos al abuso, adquirir recursos para la primera acogida y favorecer la cultura del cuidado.
Esta formación se dirige a agentes de pastoral y cualquier persona interesada en el tema. Y se abordarán los siguientes aspectos:

  • Las raíces del abuso. La cultura del poder
  • ¿Dónde nos posicionamos?
  • ¿Cómo acoger a una victima?

El curso tiene 4 horas de duración, desde las 10 hasta las 14 horas, y se organiza en diferentes horarios y espacios para facilitar su asistencia a un mayor número de personas interesadas. Siendo este el calendario de fechas y lugares:

  • Dia 6 de abril en la Parroquia de Nª Sra. de las Delicias (Pº de la Delicias, 61 28041 Madrid)
  • Dia 13 de abril en salón sótano del Arzobispado de Madrid (calle Bailén, 8 28013 Madrid)
  • Día 20 de abril en el Centro de Estudios de Cáritas Diocesana de Madrid (calle Santa Hortensia, 3 28022 Madrid)

El curso es gratuito pero es necesaria inscripción previa, hasta el 31 de marzo, escribiendo y facilitando los datos en inforepara@archimadrid.es
Para más información.

Recordemos que Repara centra su atención en personas víctimas de diferentes abusos, como pueden ser desde abuso sexual a espiritual, de poder, de conciencia – tanto si ha sido dentro de la Iglesia católica como si han tenido lugar en el ámbito intrafamiliar. El objetivo es acompañarlas, asesorarlas y concienciar a la sociedad de la necesidad de condenar estas execrables y aborrecibles prácticas, para erradicarlas. El proceso es gratuito e incluye, en función de cada caso, acompañamiento terapéutico, espiritual y asesoramiento jurídico.

Una persona atendida por el Proyecto Repara, de la archidiócesis de Madrid, abusada por un sacerdote en un contexto de acompañamiento, cuenta su despertar

¿En qué momento de su proceso de sanación se encuentra?
Tras los seis años que han pasado desde que inicié mi proceso de sanación, puedo decir que me encuentro en un momento en que, a pesar de intuir algunas de las dimensiones en las que aún me queda profundizar, me siento orgullosa de todos los pasos que he ido dando. Después de casi dos años, el proceso jurídico todavía sigue abierto y, ciertamente, siento que necesito que llegue a una resolución para poder cerrar y seguir viviendo. Por mi parte, tengo la serenidad de saber que he hecho y sigo haciendo todo lo que está en mi mano por dar visibilidad a esta realidad tan dolorosa de los abusos, impulsada por el deseo de que nadie más tenga que sufrirlos.

¿En qué momento fue usted consciente de que era víctima de abuso?
Mi fase del despertar, como yo la llamo, tuvo lugar nueve años después de que se iniciara la situación de abuso que viví. Al escuchar el testimonio de una exgimnasta hablando de los abusos que sufrió por parte de su exentrenador, rompí en un llanto descontrolado y comencé a plantearme si a mí me había pasado algo parecido. También me ayudó el encontrar una página web que hablaba sobre los abusos: qué son, quién es el agresor, quién es la víctima… Todo aquello me impactó fuertemente, no podía comer ni dormir. La situación de abuso me rebasó de tal forma que había quedado como encapsulada y este fue el momento en que la capa protectora, de negación, empezó a derretirse.

¿Se ha sentido revictimizada en alguna ocasión y por qué?
La primera búsqueda de ayuda fracasó y tuve que esperar cuatro años más para comenzar mi proceso de sanación. Este fue el primer momento en que sufrí una revictimización, aunque tampoco fui consciente de ella hasta unos años después. La primera persona a la que me abrí fue a una hermana de mi congregación, a quien intenté expresar pinceladas de lo que estaba empezando a salir en mi fase de despertar. Llegó a intuir que me encontraba en una situación delicada y que necesitaba ayuda. Acordamos que era esto lo que le iba a transmitir a la superiora general. Finalmente, cuando la superiora general pasó la visita canónica a nuestra comunidad, me dijo que la hermana se lo había contado todo, que no pasaba nada pero que lo llevara a confesión. A partir de entonces surgió en mí el sentimiento de culpa y de vergüenza. Fruto de la añadida revictimización de no ser creída y apoyada por mis hermanas, padecí un sufrimiento de cuatro terribles años más de soledad y angustia, desangrándome con las consecuencias del trauma.

¿Cómo fue el paso de poner nombre a lo que estaba sucediendo?
Poner nombre a lo que me había sucedido fue muy difícil y muy doloroso. Pasé de verlo todo blanco a todo negro y era tal el vértigo por el abismo que se abría ante mí, que prefería verlo gris y lo más clarito posible. Era una realidad que me desbordaba y que no podía asimilar. Me costó incluso llamar por su nombre a la persona de quien había sufrido el abuso. El paso de intuir el abuso a poder confirmarlo con datos objetivos, aunque doloroso el reconocerme como víctima, fue importante para reconducir el sentimiento de culpa. Conocer a otra víctima del mismo agresor fue una confirmación de los hechos y un gran apoyo en el proceso.

¿Se ha sentido y se siente acompañada por la Iglesia?
En un principio me sentí profundamente sola, incomprendida, sin apoyos, sin ayudas, herida, revictimizada… hasta mi relación con Dios se vio afectada. A día de hoy, puedo darle gracias por la mediación de su cuidado, encarnado en las personas que me acompañan y en las que puedo confiar: personas especiales para mí, mis terapeutas, algunas hermanas… Gracias por iniciativas de la Iglesia como Repara.

¿Cuál ha sido el papel de Repara en su camino?
El papel de Repara en mi camino ha sido vital. En Repara he encontrado personas que me acogieron, me escucharon, me creyeron y me siguen acompañando. Conocí Repara unos tres años después de iniciar mi proceso de sanación y fue mi plataforma para poder dar el salto de materializar mi denuncia. Me ayudaron no solo a redactarla sino que me siguen sosteniendo en el proceso, me invitan a participar en dinámicas sanadoras y cuentan conmigo en distintas iniciativas para dar visibilidad y sensibilizar ante esta realidad de los abusos.

El abuso de conciencia y de poder están en la antesala del abuso sexual, cómo podemos detectar que estamos siendo víctimas de este abuso?
En mi caso, la situación de abuso se dio por parte de un sacerdote en un contexto de acompañamiento. Claramente él tenía una posición de poder y autoridad dentro de una relación asimétrica. También hay que tener en cuenta que en un acompañamiento se revelan aspectos delicados e íntimos de la persona. Hasta aquí todo entra dentro de la normalidad; el problema es cómo se ejerce esa situación de poder y cómo se usan esos datos personales: si es para el bien de la persona acompañada o para la satisfacción de los propios instintos y necesidades de quien acompaña, saltándose todo límite. Creo que, normalmente, las dinámicas de abuso tienen muchos elementos en común: el agresor aparece como una persona encantadora, entregada al servicio de los demás; utiliza artimañas para ganarse la confianza de la víctima; procura mantener a la víctima aislada, presentándose él mismo como la única persona que puede ayudarla; confunde, engaña, haciendo creer que todo es un bien para la víctima, llegando incluso a crear una relación de dependencia y/o a interpretar las Sagradas Escrituras para justificar su propio modo de proceder.

Personalmente, me fue imposible darme cuenta de lo que me estaba pasando y, por tanto, fui incapaz de reaccionar a tiempo. A modo de disociación, creé como un mundo paralelo en el que iba colocando todo aquello que me desbordaba y no podía comprender.

¿Qué diría a otras personas para que puedan reconocer su situación si se encuentran en una similar?Algunos de los elementos que me parecen de vital importancia son la dignidad de la persona y los límites de relación, aquellos que nadie puede saltarse bajo ningún concepto. En una relación de acompañamiento, por ejemplo, queda terminantemente excluido ya sea aprovecharse de la confianza y de los datos íntimos revelados por la persona acompañada, como introducir cualquier acto que atente contra su integridad, en cualquiera de sus dimensiones: física, psicológica, espiritual, sexual…

También me parece muy importante poder contar con personas de confianza con quienes confrontar todo aquello que nos impacte, nos interpele o nos resulte extraño de nuestra relación con otras personas. Cualquier argumento que pretenda aislar, del tipo «los demás son manipuladores y solo yo puedo ayudarte», «esto queda entre tú y yo, los demás no pueden entenderlo», etc. nos ha de hacer sonar las alarmas.

¿En ocasiones hay una distorsión a la hora de entender la obediencia en la Iglesia?
Ciertamente, y por lo que vemos en la práctica, hay una distorsión a la hora de entender las relaciones de autoridad y obediencia en la Iglesia, en la medida en que las mediaciones se desconectan de la única autoridad suprema y legítima que es Dios y la única que merece nuestra obediencia. Creo que también nos ha hecho mucho daño una mentalidad en la que nos han formado, en la que tanto la jerarquía de la Iglesia como los superiores en nuestras congregaciones religiosas serían como «Dios en la tierra», con unos superpoderes por los que no pudieran equivocarse, todo les estuviera permitido y cualquier mandato suyo fuera Palabra de Dios. En mi caso, aunque me creía inocente, me sentía culpable de todo y de nada y, por cumplir el mandato de la superiora, tardé dos años en llevarlo a la confesión;, paradójicamente, fue entonces la primera vez que escuché: «No eres culpable».

 

Publicado en alfayomega.es.
Cristina Sánchez Aguilar

  • De los 78 casos, 38 se refieren al ámbito intrafamiliar; 2 a personas particulares sin vinculación familiar; 11 al ámbito de la vida consagrada; 6 a clero de la diócesis de Madrid (ningún abuso sexual a menores en el momento actual); 5 a sacerdotes de otras diócesis; 1 a un laico y 1 a movimientos y realidades eclesiales
  • De ellos, 64 hacen referencia a abusos sexuales y los otros 14, a abusos de autoridad y de conciencia
  • Además, Repara acompañó más de 100 consultas, también de instituciones, y desde el área de formación y sensibilización se ha llegado a más de 2.000 personas
  • Cada vez más sacerdotes acompañan a las víctimas de todo tipo de abusos hasta Repara para que reciban orientación y terapia
  • En el ámbito eclesial, «el abuso sexual y el abuso de autoridad a menudo conviven». Desde Repara, se considera «preocupante» el abuso de conciencia a personas adultas «no vulnerables, sino vulneradas»

En el año que acaba de cerrarse, se ha atendido a 78 víctimas directas de abusos (víctimas de primer orden), así como a 7 familiares de estas (víctimas de segundo orden). Además, se ha orientado a 1 victimario. Se han efectuado más de 100 intervenciones puntuales o asesoramientos, sobre todo a través del teléfono o correo electrónico. En resumen, durante el año 2023, más de 180 personas han sido atendidas y acompañadas desde el área de atención de Repara.

Un proceso de «toma de conciencia»

Más allá de las cifras, «nos preocupa que se pueda confundir el posible delito con el daño que manifiesta la víctima, porque éste no se mueve por criterios jurídicos. En ocasiones, nos encontramos con comportamientos no delictivos y que, por tanto, no entrarán a formar parte de otras estadísticas y registros, pero que sí han resultado lesivos. Efectivamente, cabe que el Juzgado o la Fiscalía determinen que no hay delito, o que no se ha podido probar o que está prescrito y, sin embargo, existe un daño. Por otro lado, hay personas víctimas que están siendo atendidas terapéuticamente, pero que todavía no han formalizado denuncia, ya que, a menudo, llegar a ese punto requiere un largo proceso de toma de conciencia que no siempre desemboca en un acto jurídico».

Cabe recordar que Repara no es una agencia de investigación ni tiene competencias disciplinarias. Por eso da cuenta de las atenciones, no de los procesos: «Nuestra clasificación no prejuzga el resultado procesal (no es un registro de penados ni de delitos), sino de lo que demandan las víctimas según su relato. Ello implica que en ocasiones puede darse algún desajuste formal y, como en toda taxonomía, especialmente en la Iglesia, con una realidad organizativa y estatutariamente tan compleja, pueden darse aparentes descuadres en función del cuándo, quién y desde dónde se contempló un mismo caso».

Crece la sensibilidad

En el abuso intrafamiliar se ha detectado un incremento de entradas a través de las parroquias de la diócesis de Madrid. Se empieza a percibir el impacto de la actividad sensibilizadora y formativa de Repara. Cada vez más sacerdotes se están haciendo cargo de las víctimas de todo tipo de abusos y las acompañan hasta Repara para que reciban orientación y terapia. Crece, pues, la sensibilidad de que la fe solo no basta para sanar lo más traumático».

Uno de los datos a destacar es que, en el ámbito eclesial, el abuso sexual y el abuso de autoridad a menudo conviven. De hecho, el abuso sexual es el resultado final de un proceso de dominación y manipulación, en nombre de Dios, que cosifica a la persona. Resulta muy preocupante el abuso de autoridad y de conciencia a personas adultas, no vulnerables, sino vulneradas. Por eso, desde Repara se insiste en la preocupación de la insuficiente atención que, en general, se presta dentro de la Iglesia a los abusos a adultos y los de conciencia y la mínima relevancia que se da fuera a los abusos intrafamiliares y en otros contextos.

Los datos

  • De los 78 posibles casos de abuso llegados a Repara, 38 se refieren al ámbito intrafamiliar; 2 a personas particulares sin vinculación familiar; 11 al ámbito de la vida consagrada; 6 a clero de la diócesis de Madrid; 5 a sacerdotes de otras diócesis, y 1 a movimientos y realidades eclesiales.
  • De los 78 casos, 64 hacen referencia a abusos sexuales y los otros 14, a abusos de autoridad y de conciencia. Hay 66 mujeres y 12 hombres.
  • De los 64 casos de abusos sexuales, 4 afectan a menores en el momento de la denuncia. 49 afectan a adultos en el momento de la denuncia y menores en el abuso. 11 afectan a adultos en el momento del abuso y de la denuncia.
  • Dentro del ámbito del clero diocesano de Madrid, 3 víctimas eran menores en el momento de los hechos y denunciaron ya siendo adultas, y otras 3 eran adultas también en el momento de los hechos
  • 14 personas denunciaron haber sufrido abuso de autoridad: 9 dentro de la vida religiosa, 1 en la diócesis de Madrid, 1 en otras diócesis y 3 en movimientos y realidades eclesiales.
  • La atención a víctimas de segundo orden, es decir, a los familiares de las personas que han sufrido el abuso, sigue siendo importante, con 7 personas acompañadas.

TABLA REPARA

Víctimas atendidas

  • De las víctimas directas, 12 son hombres frente a 66 mujeres.
  • El servicio más demandado sigue siendo el acompañamiento psicológico.

Victimario

Se ha atendido a 1 único agresor de otra diócesis, por abuso sexual a menores en contexto religioso. Por protocolo, todas las víctimas son informadas del derecho a iniciar acciones civiles y canónicas. En el caso de que el abuso afecte a un menor, se informa a la Fiscalía Provincial de Madrid.

Formación en Repara

Por otro lado, durante este curso se ha ampliado el trabajo que se está realizando desde el área de formación. Han aumentado considerablemente las sensibilizaciones y los lugares eclesiales donde somos requeridos, dándonos voz.

Durante el año 2023 se ha impartido formación y sensibilización de manera directa a más de 500 personas, inscritas en cualquiera de las modalidades formativas ofrecidas. Por otro lado, se ha invitado a miembros del equipo a participar en distintos foros por todo el territorio nacional.

REPARA, entidad de la archidiócesis de Madrid para la atención integral y el cuidado de las victimas y la prevención de los abusos, ha suscrito un convenio de colaboración con el CEPROME (Centro de Investigación y Formación al Menor de Latinoamérica).

La finalidad del acuerdo, firmado digitalmente entre Madrid y Ciudad de México, es promover y fortalecer el intercambio de información, del conocimiento y de la investigación, orientado a promover una cultura del cuidado, basada en la dignidad humana, la prevención de las violencias y los abusos, en especial en entornos eclesiales, así como el respeto por los derechos de las personas. Ello redundará en una mejor formación para los agentes especializados y en poder explotar los logros que se vayan alcanzando de cara a futuras investigaciones y publicaciones que contribuirán   an a la mejor prevención de los abusos, así como a un tratamiento más eficaz y completo tanto  de víctimas y como de  victimarios.

El proyecto Repara es pionero en la Iglesia española en el ámbito del acompañamiento a personas víctimas de abuso y la prevención. Desde que en el año 2020 el arzobispo cardenal Carlos Osoro decretase su creación, la Archidiócesis de Madrid ha demostrado su compromiso con las víctimas de abusos de cualquier tipo. En Madrid, el proyecto ha atendido ya a más de 350 personas desde su creación y hasta la actualidad. Repara responde a la llamada del Papa Francisco que pide una Iglesia volcada en la acogida y el acompañamiento de todas las víctimas de abusos, tanto en el seno de la Iglesia como fuera de ella.

En esta línea de trabajo, el obispo de Teruel, monseñor José Antonio Satué Huerto ha querido seguir con la senda iniciada tras la creación de la Oficina para la Recepción de Informes y Denuncias de Abusos Sexuales en las Diócesis de Aragón y ha ordenado la creación de Repara en su diócesis. Este proyecto comenzó su andadura el día 1 de marzo y fue presentado el pasado martes 9 de mayo en rueda de prensa. monseñor Satué afirmó que la Diócesis de Teruel «quiere profundizar» en la atención a estas personas y por eso ha creado este proyecto.

Para ello, ha contado con la ayuda de Miguel García Baró, coordinador general de Repara y Lidia Troya responsable de acogida inicial y coordinadora de atención. García Baró, que también es miembro de la Real Academia de Filosofía Política y Moral, durante la rueda de prensa explicó que Repara quiere atender y atiende a personas que han sido víctimas de abusos «sexuales, pero también de poder, prescritos o no», porque es un proyecto de acompañamiento. Además, consideró que este es un proyecto que en realidad «es un servicio para toda la sociedad». Por su parte, Lidia Troya ha afirmado con rotundidad que el dolor que padecen las víctimas es semejante a «la cima del Everest del sufrimiento humano» y que la incomprensión del entorno familiar, social y eclesial, solo «añade dolor al dolor». La coordinadora de atención tiene claro que «Repara no está para lavarle la cara a nadie» y confirma que la mejor carta de presentación que tienen es el testimonio de las personas que han sido atendidas.

Apoyo, formación, sensibilización y acompañamiento

García – Baró y Troya acudieron también a la llamada de monseñor Satué para  sensibilizar y formar a distintos agentes de pastoral y al clero. Durante toda una mañana en Zaragoza, ambos pudieron dar voz a las personas víctimas y reflexionar sobre la raíz del abuso y la prevención, con un nutrido grupo de sacerdotes jóvenes pertenecientes a las diferentes diócesis de Aragón. Asimismo, «en Teruel nos reunidos con el equipo de Repara y pudimos compartir inquietudes y esperanzas», señala Troya. Este equipo, además, ha recibido formación en Madrid, en los cursos que ofrece Repara a sus agentes en la capital.

También, durante esos días, impartieron una ponencia en el seminario conciliar de Teruel, con el objetivo de presentar el nuevo proyecto de la capital y, como explica la coordinadora «más importante aún, para ayudar a tener una mirada atenta hacia los abusos y prevenirlos». La acogida de este proyecto ha sido «muy, muy buena» y el apoyo de los obispos fundamental para que Repara se haya podido hacer realidad en Teruel.

Teruel es la tercera de las diócesis españolas que han abierto una oficina de Repara. Tras Madrid, en el año 2020, León abrió su propio oficina diocesana el pasado mes de enero, en un proceso similar al que ahora recorre la Diócesis de Teruel. Con el apoyo de su obispo, monseñor Luis Ángel de las Heras, este proyecto comenzó su andadura. Durante la presentación, el obispo leonense expresó que abrir Repara en su diócesis y su éxito «pasa por la toma de conciencia, prevención y búsqueda de un modo de ser y obrar en la iglesia que evite cualquier posible abuso».

En cualquiera de las oficinas de Repara (en Madrid, en Teruel y en León) el servicio es gratuito e incluye, en función de cada caso, acompañamiento terapéutico, espiritual y asesoramiento jurídico.

Cualquier persona que necesite información o quiera contactar con cualquiera de los tres Repara diocesanos, puede hacerlo a través de sus páginas web:

Infomadrid / Pablo Martín

Durante el año 2022, el Proyecto Repara del Arzobispado de Madrid atendió a 102 víctimas directas de abusos (víctimas de primer orden), así como a 19 familiares de estas (víctimas de segundo orden).

Además, a lo largo del año Repara acompañó, de modo terapéutico, a cinco personas agresoras o victimarios, y efectuó más de 100 intervenciones puntuales o asesoramientos, muchas veces a otras instituciones.

A todas estas personas se les ofrecieron más de 1.500 sesiones gratuitas de atención psicológica y escucha, frente a las 700 de 2021. Aparte de la terapia individual, se mantuvieron los Grupos de Ayuda Mutua y también creció la demanda de asesoramiento canónico.

  • De los 102 posibles casos de abuso llegados a Repara, 48 se refieren al ámbito intrafamiliar; 6 a personas particulares sin vinculación familiar; 25 al ámbito de la vida consagrada; 10 a clero de la diócesis de Madrid —con varias víctimas atribuidas al mismo sacerdote—; 7 a sacerdotes de otras diócesis, y 6 a movimientos y realidades eclesiales.
  • De los 102 casos, 87 hacen referencia a abusos sexuales y los otros 15, a abusos de autoridad y de conciencia. Hay 71 mujeres y 31 hombres.
  • De los 87 casos de abusos sexuales, 4 afectan a menores en el momento de la denuncia, todos en el ámbito intrafamiliar.
  • Dentro del ámbito del clero diocesano de Madrid, 2 víctimas eran menores en el momento de los hechos y denunciaron ya siendo adultas, mientras que el resto eran adultas también en el momento de los hechos.
  • 15 personas denunciaron haber sufrido abuso de autoridad: 10 dentro de la vida religiosa, 2 en otras diócesis, 2 en movimientos y realidades eclesiales, y 1 entre particulares.
  • La atención a víctimas de segundo orden, es decir, a los familiares de las personas que han sufrido el abuso, sigue siendo importante, con 19 personas acompañadas.
  • De las personas agresoras —victimarios— que están haciendo un proceso en Repara, 2 cometieron el abuso en el ámbito intrafamiliar y 3 en el ámbito de la vida consagrada.

Tabla de víctimas atendidas

TOTAL

ABUSOS SEXUALES

ABUSOS DE AUTORIDAD

Menores
en la actualidad

Adultos en el momento de denuncia y menores cuando se produjo el abuso

Adultos en el momento de la denuncia y del abuso

Intrafamiliar

48

4

43

1

0

Particulares

6

0

1

4

1

Vida consagrada

25

0

14

1

10

Diocesano

Madrid
10

Madrid
0

Madrid
2

Madrid
8

Madrid
0

Otras
7

Otras
0

Otras
4

Otras
1

Otras
2

Movimientos y realidades eclesiales

6

0

3

1

2

TOTAL

102

4

67

16

15


Formación y prevención

Igual que en años anteriores, aparte de la atención, el Proyecto Repara siguió trabajando en la prevención de posibles casos y en la formación. Entre otros, se impartió una formación de cuatro horas sobre los abusos, en general, y a menores, en particular, en las dos vicarías —con la presencia de unas 170 personas—, y se ofrecieron tres cursos online a través de la Escuela Diocesana de Evangelizadores —con la participación de 75 alumnos, la mayoría agentes de pastoral—.

En esta línea, a lo largo del año Repara lanzó dos vídeos dedicados a las falsas creencias sobre los abusos, al tiempo que colaboró con publicaciones sobre el tema —como Prevenir y acompañar. Los abusos en la vida religiosa (PPC) — y se hizo presente en jornadas como las VI Conversaciones PPC.

Nuevo curso online

El Proyecto Repara acaba de poner en marcha, precisamente, una nueva edición del curso de formación online sobre atención y prevención de abusos. La formación comenzará el 13 de marzo y tiene una duración de 45 horas a lo largo de dos meses. Terminará el 26 de abril y requerirá la realización de un proyecto final hasta el 10 de mayo. Tiene un coste de 60 euros. Las inscripciones deben realizarse a través del correo inforepara@archimadrid.es antes del 4 de marzo La posterior matrícula se formalizará en la semana del 6 al 10 de marzo.

Cifras de años anteriores